Los chotacabras son aves estivales de hábitos nocturnos
que suelen cazar insectos voladores que revolotean junto
a los rebaños de ovejas, cabras y vacas, siendo particularmente
activos al anochecer y en noches de luna llena. La relación entre
estas aves y el animal al que debe la mitad de su nombre obedece a
que con frecuencia se las observa revoloteando por los rediles
cazando polillas y otros insectos.
Según la Sociedad Española de Ornitología (SEO), en España están
presentes dos especies, el europeo (Caprimulgus europaeus) y el
cuellirrojo (Caprimulgus ruficollis). Con apenas 24 centímetros y 70
gramos de peso, seguramente se trata de una de las aves más
desconocidas y enigmáticas de nuestra fauna local. Durante el
verano, en mis paseos vespertinos por los caminos rurales de
la pedanía de Campotéjar (Molina de Segura, Murcia) he
tenido la oportunidad de verlas ocasionalmente e incluso de
fotografiarlas.
El desconocimiento de estas aves, unido a su actividad en noches
de plenilunio y revoloteos junto al ganado, ha sido el caldo de cultivo
para que durante siglos cayera sobre ellas una serie de creencias,
mitos y leyendas. De hecho, la leyenda más extendida empieza
por su propio nombre ya que el término “chotacabras” alude a la
creencia popular de que pueden mamar leche de las cabras. Lo
mismo sucede con su nombre latino ‘Caprimulgus’, derivado
de los términos capra y mulgere, que en latín significan “cabra”
y “ordeñar”, respectivamente.
Según el diccionario de la RAE, en español, “chotar” se refiere a
“dicho de un choto” y provendría del latín suctare, que significa
“mamar”.
Pero en ciertas ocasiones, las creencias, mitos y leyendas
pueden terminar ocupando el lugar del conocimiento (Camacho,
2016)1. Es lo que pudo suceder en España, ya que durante varios
siglos la leyenda del chotacabras fue descrita como primera
enfermedad del ganado caprino en uno de los tratados de agricultura
que más importancia tuvo para el desarrollo agropecuario de España
e incluso de otros países europeos. Nos estamos refiriendo
a la Obra de Agricultura copilada de diversos autores escrita por
Gabriel Alonso de Herrera bajo los auspicios del Cardenal Cisneros y
publicada por primera vez en 1513.
Nacido en Talavera de la Reina en1470 o 14802, Alonso de Herrera
viajó durante los primeros años del siglo XVI por diferentes zonas de
España (Vizcaya, Aragón, Montes Pirineos, Valencia, Córdoba, Almería
y Málaga) y por Francia,Alemaniae Italia (visitando Lombardía,
Piamonte, Milán,Mantua y Roma), a la búsqueda de manuscritos de agronomía
y adquiriendo instrucción prácticain situ sobre distintas técnicas agrícolas.
Debido a su formacióneclesiástica tuvo acceso a textos clásicos y árabes
escritos en latínde naturalistas, filósofos, médicos y geopónomos como
Aristóteles,Plinio, Paladio, Varrón, Virgilio, Galeno, Teofrasto, Columela,
PietroCrescentino, Magón, Avicena y Abencenif (Ibn Wadif). Según
algunos investigadores, las obras más citadas en su tratado son las
romanas, De re rustica (Columela, siglo I d. C.) y Opus agriculturae
(Paladio, siglo IV d. C.), obras bien conocidas por los historiadores de
la veterinaria3.
La Obra de Agricultura de Alonso de Herrera está dividida en seis
libros o tratados, siendo el quinto de gran interés para los historiadores
de la Veterinaria, ya que se titula De las crías de algunas animalías y
primero de las abejas. El autor justifica la inclusión de este tratado al
comienzo del mismo: Placiendo à Dios, este quinto tratado
será de algunas animalías que comúnmente son necesarias à
la vida de los hombres, para su mantenimiento y ayuda.
A lo largo de 74 páginas Alonso de Herrera refiere numerosas
cualidades, cuidados y enfermedades de las abejas en
primer lugar, y de numerosos animales de granja con apartados
específicos para ánades y ánsares, perros, cabras, gallinas, ovejas,
palomas, pavos, cerdos y vacas.
Muchas de las enfermedades descritas y sus posibles
tratamientos tienen como base la teoría humoral formulada siglos
antes por Hipócrates y Galeno. La obra no incluye a los équidos,
pues como sabemos, en el siglo XVI lo referente a estos animales
desde un punto de vista clínico quedará recogido en importantes
tratados de albeitería, siendo
los albéitares los especialistas acreditados por el Tribunal del
Protoalbeiterato para ejercer la práctica veterinaria equina.
En lo referente a la leyenda del chotacabras, en el LIBRO QUINTO
CAPÍTULO XIV, página 258 relativo a De las enfermedades de las
cabras y algunas propiedades de ellas podemos leer: Es la primera,
que acontece pocas veces, más las veces que viene trae grande
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