Lewis, atrapado por el fuego, y en otra instantánea, entre las manos de su intrépida salvadora.
Decenas de koalas heridos en los incendios que devastan el sureste de Australia, llegan a diario al improvisado hospital de animales, en el parque natural de la isla Canguro, en el sur del país, muchos de ellos aferrados al cuello de sus cuidadores.
Todo ellos han padecido los fuegos forestales que han devastado este refugio de vida salvaje, frente a las costas del estado de Australia del Sur. Muchos de estos marsupiales requieren tratamiento tan urgente que los veterinarios y cuidadores ni siquiera tienen tiempo para darles nombres, y simplemente se refieren a ellos con números.
Entre ellos está el Koala número 64, que ha llegado con quemaduras en sus cuatro patas.
Para ser intervenido en una mesa quirúrgica, ubicada en una ya atestada tienda de campaña, el koala ha debido ser sedado para que sus heridas y quemaduras puedan ser curadas.
"Se está recuperando muy bien", asegura tras la intervención el veterinario Peter Hutchison.
Pero no todos los koalas tienen tanta suerte. Muchos de ellos han sido hallados en tan mal estado que fue necesario sacrificarlos.
Steven Selwood, jefe del equipo veterinario de emergencia del estado de Australia del Sur, afirma que se cree que había unos 46.000 koalas en la isla antes de que se declararan los fuegos de este año.
Ahora quedarían unos 9.000, según Selwood, que considera "devastadora" la pérdida de marsupiales.
"Los incendios fueron particularmente feroces y rápidos (...)", explica a la AFP. "Mucha fauna ha quedado incinerada", se lamenta.
La ministra australiana de Medio Ambiente, Sussan Ley, afirmó que la población de koalas en el país ha sufrido un "extraordinario golpe" debido a los incendios forestales que asolan el país desde hace meses, y sugirió que podrían ser considerados por primera vez como especie "en peligro".
La isla Canguro es el único lugar en Australia donde la población animal está libre de clamidia, una infección sexualmente transmisible, que también se encuentra entre humanos, y que es fatal para los koalas.
Ello supone una "garantía" para el futuro de estos marsupiales, sobre todo teniendo en cuenta el gran número de los que han muerto en los incendios en el continente australiano.
Casi la mitad de la isla Canguro ha sido devastada por los incendios, y el 80% del hábitat de los koalas ha quedado calcinados.
Esa masiva destrucción plantea un problema para los cuidadores: ¿qué hacer con los animales una vez que hayan sido curados?
De momento, la solución a esta disyuntiva queda aplazada. Lo importante ahora es salvar al mayor número posible de koalas.
"Va a necesitar otra semana (para recuperarse) y luego habrá que mantenerlo enjaulado una vez que eso ocurra", dice Hutchinson mientras coloca una venda en una de las patas del koala número 64.
"No hay ningún hábitat adonde podamos enviarlo", agrega.
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