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La mosca tsetsé que diezma el ganado africano

14/08/2018ÁfricaEl País

Una mujer pasa ante un cebú en Benín. Álvaro Fuente

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Hace unos 15 años, Keba Diouara llegó a la península ibérica cruzando el mar en patera. El viaje había empezado en la aldea de Koufadou, cerca de Tambacounda, en el interior Senegal. Su padre tenía ganado y, gracias a ello, su familia gozaba de una situación económica estable. Pero la mosca tsetsé les arrebató casi todo y Keba se vio empujado a poner su vida en manos de la mafia que le brindaba un pasaje a Europa.

“La nagana [flojera], que es como se conoce en África a la enfermedad del sueño cuando afecta al ganado, acabó con más de la mitad de las vacas que teníamos”, recuerda Keba. “Apenas daban leche porque cada vez estaban más delgadas. Hubo que sacrificar a muchas. La situación empeoraba con la época de lluvias y desde el Gobierno quemaban los matorrales para eliminar cualquier resto de la mosca, con lo que también quedábamos sin pastos”.


Casi un tercio de África está infestado por la enfermedad que transmite la mosca tsetsé: la tripanosomiasis. Una peste que llega a diezmar al ganado al causar tres millones de bajas pecuarias y 500.000 nuevos casos cada año, según la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO). Parte de este territorio son tierras fértiles sin cultivar, un desierto verde abandonado por las personas y el ganado. Conocida también como la enfermedad del sueño, es una de las más devastadoras del África subsahariana, y en humanos provoca hasta un 80% de muertes entre los infectados.


En animales, reduce la productividad de carne o leche de los que la sufren, ya que genera un estado de debilidad crónica en el ganado que reduce su fertilidad, le provoca abortos, impide que aumente de peso y lo debilita demasiado para ser utilizado para la labranza o el transporte. Es, por tanto un grave obstáculo para el desarrollo económico de las zonas rurales afectadas. Erradicar la mosca tsetsé, y con ella la enfermedad, permitiría a los campesinos africanos recuperar territorio y aumentar considerablemente la producción de comida.


"La mosca tsetsé es un insecto de la pobreza”, afirma Jorge Hendrichs, experto de la FAO en la lucha contra insectos y plagas. “Impide a los pobres producir los alimentos que necesitan para vivir". En efecto, la tripanosomiasis se considera una de las causas relevantes del hambre y la pobreza en África subsahariana. De los 37 países infestados, 32 están entre los más pobres del mundo.

No existe vacuna, ya que el parásito es capaz de evitar los sistemas inmunológicos de los mamíferos. Sí hay métodos que dejan buenos resultados, aunque algunos son demasiado invasivos y contaminantes. “Generan impactos negativos en el ecosistema  por el uso indiscriminado de insecticidas y la destrucción de fauna y vegetación que se consideran refugios de la mosca tsetsé, que es el vector de los tripanosomas”, indica Félix Goyache, investigador del Servicio Regional de Investigación y Desarrollo Agroalimentario de Asturias (Serida).


En el Centro de Biotecnología Animal del Serida en Gijón se inició en 2012 un proyecto junto a otros seis equipos científicos internacionales. Financiado por el Consejo Africano para la Investigación y Desarrollo Agrario, (Coraf) y el Banco Mundial, incluye la realización de análisis genéticos y estadísticos de diversas razas bovinas para su rastreo: desde Burkina Faso a Malí y en diversas zonas costeras de África. Hay una buena oportunidad: el ganado bovino, ovino y caprino nativo del África Occidental es resistente a la enfermedad y, en el caso de las vacas, llega a la autocuración.

Hay animales tripanotolerantes, pero son de pequeño tamaño y menos productivos

Conocer más sobre esa capacidad natural para la tripanotolerancia en animales puede permitir avanzar en la lucha contra afecciones humanas tan graves como el mal de Chagas en América o la enfermedad del sueño. “La bibliografía científica sugiere que los mecanismos genéticos de la tripanotolerancia son básicos para la respuesta inmunológica antes infecciones, parasitaciones e incluso el cáncer en todas las especies, incluida la humana”, asegura el doctor Goyache.


Este proyecto asturiano se inició con la llegada de un estudiante de Burkina Faso para realizar su doctorado. Amadou Traoré trabajaba en su país en la caracterización de los recursos genéticos animales. “Al analizar los datos que traía Amadou, encontramos que había dos poblaciones de animales, norte y sur, que eran muy diferentes. Con toda naturalidad nos dijo que era por el tripanosoma. El ganado del norte desértico no sobrevivía en el sur húmedo”, recuerda Goyache.

“El ganado nativo del África Occidental es una rareza biológica e histórica”, continúa el experto. “Y la tripanotolerancia resulta de una selección natural de milenios para adaptarse a un ambiente muy difícil”. Significa que este ganado autóctono posee genes que le hacen capaz de resistir y producir en condiciones naturales de infestación de mosca tsetsé sin desarrollar la enfermedad. El problema es que el ganado tripanotolerante es de pequeño tamaño, considerado enano, y menos productivo. El deseo de los ganaderos por incrementar el tamaño de las reses está favoreciendo en los últimos años el cruzamiento de los animales resistentes con ganado del Sahel, más grande pero vulnerable a la infección.


“Nuestra propuesta se basa en el estudio de ese modelo experimental que nos ofrecen la historia y la naturaleza para resolver el problema mediante genómica comparativa: conocer las bases comunes de la tripanotolerancia en la oveja y la vaca", explica. La idea es que si dos especies diferentes han llegado a la misma solución, deben compartir zonas genómicas básicas para mejorar la capacidad del ganado. "Y si somos capaces de identificarlas podremos mantenerlas intactas, a la vez que mejoramos el tamaño y las producciones de estos ejemplares...”, augura el profesor.


En Senegal, se ha logrado avanzar en la erradicación con métodos para controlar las moscas tsetsé, principalmente trampas, tratamientos con plaguicidas y liberación de machos estériles. “Se utilizó una política muy agresiva con diversas medidas para luchar contra la tripanosomiasis pero muchas de ellas, como la desecación de zonas húmedas, eliminación de arbustos o el uso de medicamentos afectaban al medioambiente, al propio ganado y al ser humano”, explica Traoré. “Ahora se está haciendo un esfuerzo muy importante e incluso llegan a controlar el ganado mediante drones en zonas endémicas. Lo que necesitamos es un conjunto de medidas sostenibles para controlar la enfermedad. La mejora genética del ganado para potenciar su resistencia y adaptación al medio es una medida lenta pero que no se pierde una vez conseguida”.


Es lo que se pretende: facilitar y proporcionar a los agricultores africanos una oportunidad de hacer lo que mejor saben hacer. Gracias a esos avances, Keba se ha decidido a volver a levantar una cabaña ganadera, que mantiene desde España. Es similar a la que perdió su progenitor, y además sirve de sustento al resto de su familia. “En honor a mi padre, que falleció con mucha pena de ver como se perdía su ganadería, y por mis hermanos, para evitar que se arriesgasen a buscarse la vida en una patera”, dice.

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