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La ardilla voladora más antigua, descubierta en Cataluña

10/10/2018CataluñaABC Ciencia

Recreación de la miopetaurista neogrivensis o ardilla voladora más antigua del mundo - O. Sanisidro

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En un momento que la ciencia aún no ha conseguido señalar con exactitud, un tipo de ardilla común evolucionó desarrollando una membrana de piel entre sus extremidades, lo que le permitía planear entre los árboles. Conocida como patagio, este pliegue es la parte más característica de las ardillas voladoras quienes, a pesar de su nombre, planean -y no vuelan- entre los árboles, recorriendo distancias de hasta 150 metros. Este roedor es el único mamífero planeador con éxito evolutivo, ya que se conocen hasta 52 especies diferentes y se ha expandido por diversas zonas de Europa, Asia y Norte América. Por todas estas peculiaridades, los científicos siempre se han mostrado interesados en sus orígenes, que hasta ahora se fechaban hacía unos 23 millones de años.


Sin embargo, unos restos encontrados en Cataluña vendrían a refutar esta teoría, adelantando este salto evolutivo en, al menos, dos millones de años. Descubierto en el vertedero de Can Mata (ubicado en Hostalets de Pierola, provincia de Barcelona), se trata del esqueleto fósil de ardilla voladora más antiguo que se conoce hasta la fecha en el mundo. Aunque su edad sería de 11,6 millones de años, el estudio molecular de estos huesos adelantaría el origen de la especie a una edad situada entre los 31 y 25 millones de años.


«El gran volumen de sedimento excavado en Can Mata permite recuperar restos de especies que, como las ardillas voladoras o los primates, son poco corrientes. No obstante, el descubrimiento de un esqueleto parcial es excepcional y en parte es cuestión de suerte», explica para ABC Isaac Casanovas, del Instituto Catalán de Paleontología Miquel Crusafont (ICP) y quien lidera el grupo internacional de científicos que acaba de publicar el artículo en «eLife». Ellos han sido quien han determinado que la Miopetaurista neogrivensis encontrada era de del tipo planeador gracias a los más de 80 huesos hallados, entre los que se incluyen el cráneo y varios elementos de las extremidades anteriores y posteriores.

Una ardilla voladora gigante

La Miopetaurista es una ardilla voladora de tamaño muy grande: con un peso de entre 1,1 y 1,6 kilos, es comparable a la mayoría de especies de ardillas gigantes actuales, con las que se han rellenado los «huecos» de los elementos que faltaban para recrear la totalidad del esqueleto. «Tenemos que imaginarnos un animal de casi un metro de longitud incluyendo la larga cola y que, con las extremidades extendidas, podía tener una envergadura de unos 40 centímetros», asegura Casanovas. De hecho, los huesos son tan grandes que inicialmente los investigadores pensaron que habían encontrado restos de un primate, una especie que se encuentra con relativa facilidad en Can Mata.

Asimismo, gracias a los estudios filogenéticos (que combinan datos morfométricos de especies extintas con las actuales y sus secuencias de ADN) se ha conseguido establecer una relación entre la ardilla voladora descubierta y las ardillas voladoras gigantes del género Petaurista, ampliamente distribuidos por el sur de Asia. «De hecho, el esqueleto de la ardilla voladora gigante actual es muy parecido al de Miopetaurista, hasta tal punto que huesos como el fémur o el húmero son prácticamente indistinguibles», señala Casanovas.


Pero, ¿cómo una especie que poblaba Cataluña hace millones de años ahora tiene parientes en la lejana Asia? El líder de la investigación lo explica: «Muchos mamíferos que poblaban Europa durante el Mioceno estan emparentados con especies que actualmente habitan los bosques tropicales y subtropicales de Asia. Estos bosques, hoy restringidos al sur y este de Asia, ocupaban una zona mucho más amplia hace millones de años, pero debido a un enfriamiento global del clima fueron desapareciendo, quedando restringidos a dicha región. Las especies características de estos bosques también modificaron su distribución, quedando restringidas a las zonas en las que aún existía bosque subtropical».

El vertedero catalán que guarda joyas fósiles


No es la primera vez que el vertedero de Can Mata revela «joyas» fósiles de este tipo. De hecho, los científicos lo consideran una «ventana abierta» a la Cataluña de hace entre 12,5 y 11,5 millones de años, en la que la temperatura media era más cálida, existían densos bosques tropicales húmedos cerca de la costa y cuyo clima era más parecido al de las Islas Canarias más occidentales.


En los últimos 20 años, gracias a las intervenciones que ha llevado a cabo la ICP -motivada por la ampliación del controvertido vertedero de residuos urbanos de la zona, que ha sido sometido a vigilancia paleontológica desde 2002-, se han podido reconocer más de 80 especies de mamíferos, aunque también se han recuperado aves, anfibios y reptiles diversos, como tortugas gigantes. Destaca por la abundancia de restos de primates que permitieron describir varias nuevas especies de hominoideos, como ‘Pau’ (Pierolapithecus catalaunicus), ‘Laia’ (Pliobates cataloniae) o ‘Lluc’ (Anoiapithecus brevirostris), el eslabón perdido entre monos y hombres.


Sin embargo, parece que esta ardilla voladora no será el último hallazgo que se lleva a cabo en el vertedero de Can Mata. «Siguen las excavaciones que afectan sedimentos de distintas edades, de modo que esperamos nuevos descubrimientos. Además sólo se ha preparado para su estudio una pequeña parte del material recuperado, de modo que cuando se disponga de más restos seguramente tendremos muchas sorpresas», adelanta Casanovas.

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