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©Saber Vivir superdimensiadores virus

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Días atrás, saltándose las normas, veinte personas celebraron un cumpleaños en Lérida. Ahora, los veinte están contagiados.

En Estados Unidos, una sola persona, miembro de un coro de 60 cantantes en un iglesia de Washington contagió a 52 de sus compañeros.

Es verdad que estas personas estaban en un entorno propicio: un local cerrado, sin distancia, hablando alto o cantando (lo que favorece la expulsión de gotitas de saliva).

Aún así, a los expertos les sorprende la efectividad de estos contagios.

El contagio de la covid es irregular

Hasta ahora se hablaba mucho del factor R, que es el grado de contagio de un virus.
El factor R va variando por muchos factores.

Sin medidas de protección (mascarillas, distancia, etc.) el de este coronavirus es R3.

R3 significa que cada infectado contagia de media a tres personas.

Se trata de un factor muy alto y que supone una rápida expansión del virus. Sin embargo, eso es solo una media.

La experiencia del seguimiento de casos ha demostrado que la mayoría de gente contagia muy poco y unos pocos contagian mucho.

Qué es el factor de dispersión

“Este virus no se transmite de forma lineal, de forma homogénea. Lo hemos visto en el caso de la iglesia de Washington o en los focos de residencias de ancianos”, explica el microbiólgo José Antonio López Guerrero, profesor de la Universidad Autónoma de Madrid.

Por eso en esta pandemia hay un elemento que empieza a cobrar importancia: la dispersión.

La dispersión viral es lo que los expertos llaman el factor K.

Cuanto menor es este número, más riesgo hay de que unos pocos contagien a muchos.

Las estimaciones son de que la Covid-19 tiene un factor K de 0,1.

Quiere decir que el 10% contagia al 80% de la población infectada.

La gran mayoría de infectados, el 90%, no contagian casi nadie: a un 20% en total.

Quién es superdiseminador

“Todo indica que se expande en grupos pequeños y, a partir de ellos, en toda la población”, explica López Guerrero.

No es la primera vez que ocurre. “Otros patógenos se aprovechan de los grupos para dispersarse, aunque estos coronavirus serían especialmente propensos”, añade el microbiólogo.

Si pudiéramos detectar a este 10% de supercontagiadores o superdiseminadores tendríamos la pandemia muy controlada.

El problema es descubrir qué les hace diferentes. ¿Es el ambiente que favorece el contagio o algún rasgo personal?

Como se da en personas de todas las edades y condición, el elemento ambiental puede ser la clave.

¿Dónde ocurre la diseminación?

Los brotes de contagios han sido de lo más variados:

Un centro de trabajadores inmigrantes en Singapur: 800 casos.

Una clase de zumba en Corea del Sur: 65 casos.

Un concierto en Japón: 80 casos.

Y hay muchos más: prisiones, fábricas, residencias, barcos, restaurantes…

Según un artículo de la revista Science, el análisis de estos casos pueden sugerir el tipo de actividad con más riesgo.

Si se frenan estas reuniones podría ayudarse a frenar la pandemia y dejar mayor libertad en otras actividades.

De momento, el factor que apuntan es que parece ser que las actividades al aire libre son las que menos riesgo tienen.

No es un dato menor.

Hasta ahora se veía en España que podía haber un importante contagio en las calles. Esto cambia por estos dos factores:

El virus circula cada vez menos gracias al confinamiento.

Los focos superconductores son en lugares cerrados.

Si pudiéramos detectar otros factores de estos casos de supercontagio sería un gran paso.

El confinamiento ha reducido las posibilidades de encontrar ejemplos para estudiar.

Y lamentablemente la privacidad personal ha impedido tener detalles de algunos.

La investigación sigue.