Cada año se producen en el mundo 320 millones de toneladas de carne para el consumo humano. Pero para una población mundial en aumento —y que cada vez ansía más incorporar la proteína animal a su dieta, sobre todo en los países emergentes— esa cifra se revela claramente insuficiente. Para que la oferta mantenga el ritmo de la demanda (que, prevé la FAO, aumentará un 60% hasta 2050), una de las soluciones es reducir el impacto de las enfermedades sobre la cabaña ganadera: según la Oficina Internacional de Epizootias, las dolencias animales siegan cada año alrededor de un 20% de la producción. Y con ese objetivo, la farmacéutica estadounidense Eli Lilly (a través de su filial Elanco) está haciendo lo que otras empresas del sector evitan: invertir.
En los últimos años, Elanco —fundada en 1954— se ha convertido en la tercera empresa de un sector de 23.000 millones de dólares (20.500 millones de euros) gracias a inversiones por valor de 8.000 millones. Desde 2007 hasta hoy, la firma se ha hecho con negocios que abandonaron rivales como Johnson & Johnson y Novartis, así como con empresas como Ivy o Agristats. Igualmente, en 2008 se hizo con la hormona de crecimiento bovina (somatotropina) Posilac, propiedad de su rival Monsanto, por 300 millones de dólares. Y, lo que es más importante: la empresa no da por finalizado el proceso. No es de extrañar que la página web de la empresa lo indique claramente: "Nuestros inversores apuestan por iniciativas audaces".
Si hay una buena sanidad animal, los animales disfrutarán de una vida más saludable, habrá menos enfermedades y se evitará mucho dolor. Eso repercutirá igualmente de forma favorable sobre las personas", defiende Ramiro Cabral, vicepresidente de Elanco para Europa, África y Oriente Próximo. "Además, se podrá ser más eficiente en la producción y aumentará también la calidad de los productos, con lo que se logrará una mayor seguridad alimentaria". Nacido y criado en la Pampa argentina y relacionado durante toda su carrera profesional con la industria ganadera (fue durante dos años presidente de la división de bovino en Estados Unidos), Cabral entiende que en un planeta en el que los recursos son los que son la salida pasa por ser más eficientes, producir más en base a una correcta sanidad animal y no poner en peligro el medio ambiente. Y pone como ejemplo el tratamiento contra la mamitis en la cabaña de vacuno lechero: "Hemos mejorado la calidad de vida del animal. Ahora da más y mejor leche".
Presente en más de 80 países, Elanco da trabajo a cerca de 7.000 de los 41.000 empleados del grupo Eli Lilly, cuyos otros pilares son la biomedicina, los productos contra la diabetes, oncología y los medicamentos sin receta en mercados emergentes. Su facturación, de más de 3.200 millones de dólares, ya representa el 17% de los ingresos totales del conglomerado, una cifra que incluye a la firma entre las 10 mayores farmacéuticas del planeta. Y lo que es más importante: el crecimiento ha sido, de media, del 13% anual, mucho más que el promedio del grupo. América sigue siendo el mayor mercado de la firma, con un 46% de la facturación, pero Europa y el resto del mundo le siguen a la zaga, con un 31% y un 24% respectivamente. Para Cabral, la alta productividad de la cabaña ganadera europea la convierte en un potente mercado a explotar. Según la patronal Veterindustria, el mercado español de los productos veterinarios vale 1.200 millones de euros al año, de los que 400 provienen de las exportaciones.
Como toda empresa farmacéutica, la investigación es uno de los grandes pilares del negocio. Casi una cuarta parte de los 20.000 millones de dólares que factura Eli Lilly se destinan a I+D, que ocupa a alrededor de un 20% de la plantilla. La multinacional estadounidense cuenta con centros de investigación en 13 países y plantas de producción en ocho.
Una de estas últimas está en Alcobendas (Madrid), donde el grupo ha consolidado todas sus operaciones españolas. Tras entrar en los años cincuenta del siglo pasado como comercializadora de medicamentos, Eli Lilly se instaló definitivamente en España en 1964, en pleno desarrollismo. Hoy, las instalaciones de la periferia madrileña abarcan todo el proceso de investigación, fabricación y comercialización de fármacos. La filial española del grupo da trabajo a 1.200 personas —de las que casi 200 trabajan en tareas de investigación— y factura 2.000 millones de euros, de los que tres cuartas partes proceden de las exportaciones centenar de países. Por su parte, 80 personas trabajan en las operaciones españolas de Elanco, cuyos ingresos son de 70 millones de euros, especialmente en el sector de las vacunas y otros productos inmunológicos.
Para Susana Lapuente, directora de Elanco para España y Portugal, la filosofía del grupo es trabajar codo a codo con cada uno de los sectores, tratar de identificar correctamente las necesidades y, a partir de ahí, dar las respuestas que necesiten los ganaderos. La empresa quiere enfocar sus operaciones en las ramas de mayor demanda: la cabaña de porcino —que, con sus 3,5 millones de toneladas al año, es la pieza clave del sector ganadero español— seguido por la avicultura en su conjunto y la cabaña de rumiantes. El reto ahora es, al igual que en Estados Unidos, crecer en el mercado de los animales de compañía.
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