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El Colegio de Veterinarios inaugura su museo con más de seiscientas piezas

26/02/2018BadajozHoy.es

José-Marín Sánchez, presidente del colegio de veterinarios y Marta Rivas, veterinaria. :: C. M.

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El museo veterinario fue uno de los propósitos que se puso José-Marín Sánchez cuando accedió a la Presidencia del colegio profesional de la provincia hace tres años.
Ahora cumple con este compromiso con la intención de enseñar la historia de la profesión al público y de acercar su trabajo a los más jóvenes. «No solo curamos animales. Tenemos otras muchas misiones relacionadas con la salud pública para evitar que las enfermedades de los animales se transmitan a los humanos».

La inauguración oficial fue ayer a las siete y media con la conferencia del profesor y arqueólogo José Ángel Calero Carretero, que habló sobre la importancia de la ciencia veterinaria.
El estudio de los animales tiene pocos centros de divulgación en España. El de Almería fue el primero en abrirse, aunque el más importante es el museo de la Universidad Complutense.
El que abre ahora el Colegio Oficial de Veterinarios en la avenida de Santa Marina tiene poco que ver con los dos anteriores. Se ha diseñado como un recorrido interactivo que aborda la evolución de la profesión y cuenta con más de seiscientas piezas. La sala se encuentra en la última planta de la sede colegial, en la avenida Santa Marina número 9, cerca de la esquina de El Corte Inglés. Se puede visitar pidiendo cita previa en el teléfono 924230739.
La muestra se divide en dos pasillos amplios conectados entre sí y una pequeña sala de exposiciones temporales.
A través de instrumental, maquetas o paneles explicativos, el visitante inicia un recorrido desde el Neolítico, con la domesticación de los animales y el inicio de las primeras colonias agrícolas, hasta el siglo XIX.
Hay referencias a Mesopotamia, Egipto, Oriente, Roma o la Edad Media. En este periodo se cuenta con detalle el papel que jugaron en la sociedad medieval los albéitares, los antecesores de los actuales veterinarios. Los pueblos árabes introdujeron el concepto de albéitar. De hecho la palabra proviene del árabe al-béitar, que se puede traducir como veterinario.
El albéitar era un tipo de herrador de caballos que en el contacto permanente con los animales aprendía su anatomía, carácter y necesidades. No todos los herradores llegaban a albéitar.
La primera galería termina en el XIX, el siglo de la ciencia, los laboratorios y la bacteriología.
El pasillo de retorno se dedica ya al desarrollo de la veterinaria en nuestros días. Tiene un papel principal María Cerrato (Arroyo de San Serván, 1897-Calamonte 1981).
De forma interactiva, en una pantalla, el visitante puede preguntar a María Cerrato para conocerla mejor. Pionera en este campo, fue la primera mujer en España en obtener el título universitario de veterinaria. Ejerció de veterinaria en Calamonte, donde fue también farmacéutica y maestra.
Entre los instrumentos que se exponen hay piezas del siglo XIX y XX, como uno de los primeros telescopios. «Aunque puedan pasar desapercibidas, hay muchas piezas que resultan muy interesantes cuando se explican a la gente», cuenta el presidente colegial.
El material seleccionado refleja también la evolución del bienestar animal. Los métodos cruentos de esterilización o reproducción se han desterrado hace poco tiempo.
En las vitrinas se ven varias pinzas gigantes de burdizzo que se utilizaban para la emasculación de carneros o terneros pequeños. Las tenazas apretaban sobre el testículo completo, aplastaban los vasos del testículo y con el tiempo se caía necropsiado. Este tipo de castración se practicaba hasta mediados del siglo pasado y resultaban especialmente lacerante para el animal.
Algo parecido ocurría con la intervención a las cerdas de seis meses.
Las cochinas se ataban inmovilizando las patas delantera, el veterinario le daba un corte en la barriga y con el dedo hurgaba por las tripas hasta hallar los ovarios y extraerlos. Finalmente se cosía con una aguja. Esta práctica ya está prohibida -aunque desgraciadamente no se ha desterrado por completo- porque ya se esterilizan los animales con tratamientos químicos. «No todo ha sido el bienestar animal que conocemos ahora, con anestesias y quirófanos», sentencia José-Marín.


Peste porcina

En la pequeña sala de exposición temporal hay varias fotos de 1960 con montones de cochinos brutalmente sacrificados. Fue en el inicio de la peste porcina en Extremadura y para combatirla se decidió matar a todos los cerdos desde Badajoz hasta el sur de la provincia por Olivenza, Valverde, Táliga o Alconchel.
Más de 50.000 en dos meses. Acababan con los animales golpeándoles con mazas de hierro en la cabeza. Afortunadamente, poco tiempo después se inventaron las pistolas de bala cautiva, el método que se utiliza ahora en el sacrificio animal.
La pieza estrella de la exposición del museo son los restos del perro Fíbula. Se trata de un esqueleto de cuatro mil años encontrado en Caravaca de la Cruz, Murcia. Muchos de sus huesos se conservan íntegros y se pudieron articular para ensamblar por completo el esqueleto. En Murcia lo han cedido para que se exponga en el Museo Veterinario durante seis meses.
El director explica que se trata también de un recorrido de divulgación científica. Cuentan, por ejemplo, como Edward Jenner inventó la vacuna en 1796.
Observó que la gente que ordeñaba las vacas no se contagiaba de viruela porque estos animales padecían otro tipo de viruela más débil. Se le ocurrió inocular a la gente con la viruela de las vacas. De ahí el término vacuna, de vaca.

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