Historia colegios

CIUDAD REAL

30/11/1905

Fecha de constitución definitiva: 30 noviembre 1905.

Primer presidente: Leoncio Vega Vega.

Primer secretario: Protasio García Salmerón.

Oficial: Real orden 9 abril 1906, en Gaceta de Madrid, 12 abril 1906.

Colegiados en 1906: 111 de 116. Veterinarios en la provincia en 1911: 132.

Antecedentes:  Constitución de la Asociación de Veterinarios de la provincia, 20 junio 1895. Intento de convertir la antigua Asociación que allí existe en Colegio oficial de la provincia, 15 noviembre 1904.



 

Gaceta de Medicina Veterinaria, año XIX, nº41, 1 mayo 1895, págs. 254 – 256. “Acta para otra próxima asamblea”.

En la capital de Ciudad Real, en el día de la fecha y correspondiendo a la idea redentora emanada de la Junta central de Reformas, aceptada por varias regiones de España y defendida por las revistas profesionales la Gaceta de Medicina Veterinaria, El Veterinario Extremeño y La Medicina Veterinaria, así como por casi todos los periódicos políticos de gran circulación, se reunieron y estuvieron representados por iniciativa e invitación de los Veterinarios establecidos en la misma los señores Profesores Leoncio Vega, Protasio Salmerón, Santiago Martínez, Vicente Castilla, Víctor González, Lucrecio Ruiz Valdepeñas, José Gorúes, Hermenegildo Morales, Manuel Valdepeñas, Julián Cuéllar, Ramón Salmerón, Antonio Corvín, Manuel Hernández, Juan Félix Herreros, León Morales, Joaquín Lizcano y Manuel Murillo.

Abierta la sesión, se levantó el Sr. Vega para explicar, con levantadas frases y acento de sinceridad, el objeto de la reunión, que no era otro que el de cambiar impresiones acerca del problema Veterinario de reformas en la enseñanza y acordar, si procedía, el nombramiento de una Junta organizadora para que gestione y haga los trabajos necesarios al objeto de celebrar una Asamblea de todos los Veterinarios de la provincia. Acogida la idea con entusiasmo por todos los Profesores presentes, se procedió en seguida al nombramiento de dicha Junta, resultando elegidos por unanimidad los señores siguientes:

Presidente: Leoncio Vega, subdelegado del partido de Ciudad Real; vicepresidente: Vicente Castilla, subdelegado del partido de Piedrabuena; secretario: Protasio Salmerón, inspector del mercado de Ciudad Real; vicesecretario: Santiago Martín, inspector del matadero de Ciudad Real; vocales: Víctor González, subdelegado del partido de Infantes; Lucrecio R. Valdepeñas, veterinario de Daimiel; José Gorúes, veterinario de Miguelturra; Hermenegildo Morales, inspector de carnes de Miguelturra.

Constituida la Junta, se tomaron los acuerdos siguientes: 1º Dar cuenta por el Sr. secretario de las cartas de adhesión de los señores Ulpiano Molina, Minervino Arias, Francisco de Paula Carrero, Serapio y Manuel Beteta y Gregorio Martín Peñasco. 2° Dirigir un telegrama en el acto al Excmo. Sr. Eduardo Vincenti en esta forma: "Reunida Junta organizadora Asamblea Veterinaria provincia Ciudad Real. Da gracias a V.E. por interés demostrado a la clase. El presidente: VEGA". 3° Nombrar una comisión para que redacte el manifiesto que se ha de repartir a todos los Veterinarios de la provincia, invitándoles a que asistan a la Asamblea magna que se celebrará en esta capital, siendo designados los señores Vega, Salmerón, Martínez y Valdepeñas. y 4° Declarar órgano oficial de esta Junta organizadora a la Gaceta de Medicina Veterinaria.

Con todo lo expuesto se dio por terminada la sesión. Ciudad Real a 19 de abril de 1895. VºBº: El presidente, Leoncio Vega. El secretario, Protasio Salmerón.

 

Gaceta de Medicina Veterinaria, año XIX, nº43, 1 junio 1895, págs. 310 – 313. “Manifiesto a los compañeros de la provincia de Ciudad Real”.

Compañeros: Desde el humilde Veterinario de aldea hasta el más encumbrado de la capital de España, sienten todos vibrar en su pecho la cuerda que inicia el movimiento progresivo y regenerador de la Medicina zoológica, con el fin de coronar la obra del inmortal Téllez Vicén, que con tanto entusiasmo expuso en el célebre Congreso Veterinario de 1883.

Hoy que en el campo veterinario se agitan de nuevo tan sublimes ideas, defendidas por la prensa profesional y por la mayor parte de los periódicos políticos de gran circulación, así como también por las Asociaciones Veterinarias de Extremadura, Rioja, Aragón y otras; los Veterinarios de esta provincia, secundando la gloriosa marcha emprendida por nuestros hermanos de profesión, debemos de levantarnos unánimemente y unir nuestra voz a la suya con objeto de conseguir que la Veterinaria en España se coloque a la altura que se halla en otras naciones.

Con este elevado fin se ha constituido la Junta organizadora que tiene la honra de remitiros el presente Manifiesto para la celebración de una Asamblea de Veterinarios que tendrá lugar en esta capital el día 20 de junio próximo a las nueve de su noche.

El cuestionario o programa de la misma puede concretarse en las siguientes bases:

1ª Organizar una Asociación de Veterinarios de la provincia de Ciudad Real, como medio de estrechar los lazos de compañerismo, defender los intereses de los asociados y de la clase en general. 2ª Suplicar a los poderes públicos la necesidad imperiosa de modificar antes del próximo curso académico el ingreso en las Escuelas de Veterinaria y el plan de estudios de la carrera, y 3º Recabar del Gobierno protección para la ganadería española y la salud pública por medio de una ley de Policía sanitaria de los animales domésticos.

Magnífico es el pensamiento que lleva nuestra bandera, pregonando por doquier el nombre de Asociación; su eco debe resonar agradablemente en los oídos de todo Profesor que ame la clase desventurada a que pertenece.

La unión es fuerza: este es nuestro lema fundamental; con esta conseguiremos la extinción de todos nuestros males.

La Veterinaria, a la cual nos honramos pertenecer, viene atravesando una anómala y precaria situación; a cada paso vemos zaheridos nuestros derechos profesionales y mermados sus intereses. ¿Qué nos toca hacer en este caso? Sacudir nuestra pereza y romper el estrecho molde que nos oprime para hallar horizontes más dilatados.

Estacionados en la organización de 2 de julio de 1871, no sólo es hora de movernos, sino que hace ya tiempo que las reformas debieran haber sentado su patrimonio en nuestra carrera. Los momentos de tregua que se la dé es quererla postergar al movimiento de adelanto de sus hermanas en general. Después de la presentación a los poderes públicos de varios proyectos reformando la Veterinaria en España, por comisiones de Veterinarios ilustres, el Excmo. Sr. Eduardo Vincenti, Director general de Instrucción pública, ha insertado en la Gaceta de Madrid del día 2 de abril último uno que, por sus excelencias y conocimiento del estado en que se halla la Veterinaria, satisface las aspiraciones de la clase.

A este ilustre hombre público debemos tributar homenaje e inmortalizar su nombre en la historia de la Veterinaria patria, como se lo tributaremos al actual Ministro de Fomento, que seguramente tendrá la gloria de decretar nuestras justísimas reformas.

Estamos conformes en todas sus partes con el referido proyecto por estar reflejadas en él las aspiraciones de la inmensa mayoría de la clase y por no ocuparse en él de la separación del herrado de la Medicina, que hoy sería perjudicial e inoportuna.

Desatendidas las medidas higiénicas de un país, irremisiblemente han de llegar días de luto para sus habitantes. Por desgracia en esta nuestra querida España nos encontramos sin ellas por lo que toca a los animales domésticos, pues carecemos de una urgente e imprescindible ley de Policía sanitaria que con sus preceptos pusiera coto al incesante contagio que los merma, consiguiendo un buen estado sanitario en nuestras ganaderías, cuya exportación se haría sin trabas ni vejámenes y la salud pública ganaría mucho.

Hagamos que lleguen nuestras peticiones al despacho del señor ministro de la Gobernación; impetremos tan justa medida, y así obtendremos esa ley sobre higiene, que es tan altamente beneficiosa para los intereses generales del país.

Deseamos ardientemente que nuestros esfuerzos en favor de la gran obra de la unión Veterinaria de esta provincia sean coronados por el éxito. No dejéis de venir con vuestro testimonio de adhesión a la Asamblea; la clase os lo agradecerá eternamente, como también y de todo corazón la Junta organizadora de la Asamblea. El presidente, Leoncio Vega, subdelegado del partido de Ciudad Real. Vicepresidente, Vicente Castilla, subdelegado del partido de Piedrabuena. Secretario, Protasio Salmerón, revisor del mercado de Ciudad Real. Vicesecretario, Santiago Martínez, inspector del matadero de íd. Vocales, Víctor González, subdelegado del partido de Infantes; Lucrecio R. Valdepeñas, veterinario de Daimiel; José Gornés, veterinario de Miguelturra; Hermenegildo Morales, inspector de carnes de íd.

NOTA. Los que de nuestros compañeros no pudieran concurrir a la Asamblea, pueden escribir delegando su representación al presidente o secretario de la Junta.

 

Gaceta de Medicina Veterinaria, año XIX, nº45, 1 julio 1895, págs. 361 – 368. “Asamblea Veterinaria de la provincia de Ciudad Real”.

En la capital de esta provincia, a las nueve en punto de la noche del día 20 del mes actual, se reunieron en el magnífico y elegante salón de sesiones del Palacio Municipal 195 profesores veterinarios, entre presentes y representados, para tratar asuntos de su profesión, relacionados con los intereses sanitarios y ganaderos del país, discusión del reglamento de la Asociación y reformas en la enseñanza de la Medicina zoológica.

Abierta la sesión por el presidente Sr. Vega, el secretario Sr. Salmerón dio lectura de los expresivos y afectuosos telegramas y cartas de adhesión de ilustres personalidades y entusiastas reformistas. Entre las cartas sobresalen las de los excelentísimos señores Alberto Bosch y Fustigueras, Ministro de Fomento; Eduardo Vincenti, ex Director general de Instrucción pública; Juan Manuel Díaz del Villar, Emilio Pisón, Pedro Moyano, Mariano Martín y Félix Mateos, catedráticos numerarios y auxiliares de las Escuelas de Veterinaria de Córdoba, Santiago y Zaragoza respectivamente, así como de muchos Profesores de la provincia que no habían podido asistir a la Asamblea. Entre los telegramas figuran el del Sr. Victoriano López Guerrero, Director de El Veterinario Extremeño; de Juan Manuel Díaz Villar y Pedro Bibiano Castilla Rivas, veterinario militar, hijo de esta provincia, que en su nombre y en el de Leandro de Blas, Catedrático de la Escuela de Córdoba, se adherían a los acuerdos de la Asamblea.

El Presidente de la Junta organizadora, Sr. Vega, en breves, pero correctas frases, dio la bienvenida a todos los presentes, encomió la importancia del acto que se iba a celebrar, indicó la conveniencia de nombrar nueva Junta, puesto que aquella había terminado su misión, y propuso que como tributo de gratitud por sus trabajos en favor de las reformas, ocupase el sillón presidencial el distinguido periodista Eusebio Molina y Serrano, hijo de esta provincia, Presidente de la Junta Central de Reformas de la clase médico-veterinaria y Director de la revista profesional y científica Gaceta de Medicina Veterinaria, órgano de los Veterinarios españoles reformistas. Por aclamación así se acordó, como también el que ocupase una de las vicepresidencias el ilustrado decano de los Veterinarios manchegos, Serapio Beteta, acordándose así en igual forma y el que ocupasen los escaños del estrado presidencial los Subdelegados señores Vega, Castilla, González y Hernández.

Acto seguido ocupó la Presidencîa el Sr. Molina y dio las gracias por la, según él, inmerecida deferencia de que era objeto. Se extendió en largas consideraciones acerca del objeto que nos congregaba, pronunciando un sentido y elocuente discurso, que fue escuchado con marcadas muestras de complacencia y de atención, y recibiendo una salva de aplausos al terminar su brillante e improvisada peroración.

El orador hizo a grandes rasgos la historia de la Veterinaria, asegurando que la enseñanza seria y formal de la misma no se pierde en la noche de los tiempos como aseguran algunos tratadistas, sino que arranca de la fundación, en el siglo pasado, de las Escuelas de Veterinaria por el sabio y casi divino jurisconsulto Claudio Bourgelat, al que dedicó un sentidísimo y enternecedor recuerdo.

Se ocupó de las causas de todas nuestras desdichas que, como todos sabemos, emanan de la falta de preparatorio en los alumnos y de la lenidad de alguna o algunas Escuelas en los exámenes, lo cual ha dado lugar al excesivo número de Veterinarios que hay en España en proporción con otras naciones de más habitantes y con una ganadería y agricultura más florecientes.

Dirigió un vigoroso periodo a personalidades ilustres y a la prensa en general por la decidida protección que dedican a la causa reformista veterinaria; encomió los resultados maravillosos de la ilustración, reflejando la aspiración unánime de la clase, que sólo desea se le den mayores medios de cultura para servir mejor los intereses que la sociedad le tiene confiados.

Terminó recomendando a los señores que hicieran uso de la palabra fuesen breves en sus disertaciones, puesto que había muchos asuntos de que tratar, y confiando en que la discreción del profesorado manchego dejaría a un lado cuestiones personales, se elevaría a la región serena de las ideas y de los principios en favor de los intereses generales del país relacionados con nuestra misión.

El Sr. secretario dio lectura de la primera base del cuestionario, que dice así: «Organizar una Asociación de Veterinarios de la provincia de Ciudad Real como medio de estrechar los lazos de compañerismo, defender los intereses de los asociados y de la clase en general». Por unanimidad quedó aprobada esta primera base.

«Segunda base: Suplicar a los poderes públicos la necesidad imperiosa de modificar antes del próximo curso académico el ingreso en las Escuelas de Veterinaria y el plan de estudios de la carrera». Abierta discusión sobre esta base, el Sr. Ortiz Crespo pidió la palabra y dio lectura a una Memoria que en su esencia reflejaba las obstruccionistas aspiraciones de los señores Catedráticos de la Escuela de Madrid pidiendo el aplazamiento de tres años para la modificación del ingreso en nuestra carrera. Terminada la lectura de este trabajo varios Profesores pidieron la palabra. El Sr. Morales Rivero impugnó el trabajo del Sr. Ortiz con razonamientos tan convincentes y datos tan elocuentes, que el auditorio le premió con una espontánea salva de aplausos. El Sr. Morales combatió tan suicida aplazamiento y patentizó que debía implantarse la reforma desde el próximo curso académico. El joven e ilustrado Profesor Sr. Ruiz Valdepeñas, polemista templado y suave, pero incisivo como puñal florentino, dijo que, conociendo las ideas del Sr. Ortiz, no podía de ningún modo creer que el trabajo leído era fruto de su inspiración; que tenía la convicción profunda de que había sido sorprendida la buena fe de su querido compañero, y que, por lo tanto, no tenía más remedio que refutarle punto por punto su trabajo. Así fue; el escalpelo del Sr. Ruiz Valdepeñas hizo una delicada disección del escrito del Sr. Ortiz, que fue del agrado unánime, a juzgar por los aplausos que cosechó. «Hay que combatir a sangre y fuego, decía el Sr. Ruiz, ese plazo de tres años, porque en ese período se inundaría España de Veterinarios y nos tendríamos que convertir en mozos de cuerda». Hace una sucinta reseña de los diferentes proyectos de reforma publicados hasta el día, dedicando frases de alabanza a todos ellos menos al redactado por los Catedráticos de la Escuela de Veterinaria de Madrid que combate bizarramente por inconveniente, inoportuno, egoísta y atentatorio a los intereses particulares de la clase y generales del país. Por último, el orador se declara partidario del proyecto publicado en la Gaceta oficial del 2 de abril último por el Ilmo. Sr. director general de Instrucción pública, Sr. Vincenti, el cual cree ha sido el que con más conocimiento y sentido práctico se ha hecho, llenando nuestras justísimas aspiraciones y el que debemos pedir se decrete lo más pronto posible. Como los demás señores que habían pedido la palabra renunciaron a ella en vista de lo dicho por los señores Morales y Valdepeñas, el presidente la concedió al Sr. Ortiz, el cual manifestó con la sinceridad del hombre honrado que, efectivamente, no conocía los diferentes proyectos que analizó su compañero Lucrecio Ruiz Valdepeñas, pero que amante como el que más de su clase y de los intereses ganaderos y sanitarios del país, y en vista de las razones. poderosísimas y de los argumentos irrebatibles que habían aducido los señores Morales Rivero y Ruiz Valdepeñas, quedaba plenamente convencido de los gravísimos peligros y daños que vendrán a la clase con el aplazamiento por tres años de la reforma, que retiraba cuanto había expuesto y que se adhería incondicionalmente y en absoluto a sus compañeros y al voto unánime de la Asamblea.

El Sr. Presidente se levantó y dirigió un sentido y fraternal saludo al Sr. Ortiz por el acto que acababa de realizar, que, tanto le elevaba y ennoblecía, pues que si de hombres es el errar y de sabios el mudar de consejo, si bien el Sr. Ortiz no había errado podía calificarse de sabio al mudar de consejo; que no le extrañaba lo consignado en el trabajo manuscrito del Sr, Ortiz, fruto venenoso de la incorrecta propaganda que vienen haciendo los eternos enemigos del progreso de la medicina veterinaria; que tendría una verdadera satisfacción en regalar a dicho compañero una colección de su Revista para que se convenciera una vez más de la bondad del credo reformista, tan hábilmente sintetizado por los señores Morales y Ruiz, y terminó dirigiendo cariñosas frases al Sr. Ortiz por su honrado proceder.

Por aclamación se tomaron los acuerdos siguientes: 1º Solicitar del Sr. Ministro de Fomento, en atenta exposición la reforma del ingreso en las Escuelas de Veterinaria y el plan de estudios de la carrera propuesto por el Sr. Vincenti. 2° Nombramiento de una Comisión que pase a Madrid a gestionar cerca del Gobierno para que decrete antes del próximo curso académico dicha reforma. Fueron designados para dicha Comisión los señores Vega, Morales Rivera y Ruiz Valdepeñas.

«Tercera base: Recabar del Gobierno protección para la ganadería española y la salud pública por medio de una ley de policía sanitaria de los animales domésticos». Varios oradores hicieron uso de la palabra, conviniendo todos en que es de suma importancia la promulgación de dicha ley, que garantice los intereses pecuarios y sanitarios de nuestro país contra el egoísmo mercantil de otras naciones que, a pretexto de soñadas epizootias, cierran sus puertos a nuestra ganadería, causándonos grandísimos perjuicios, Se aprobó por unanimidad la base tercera, y que la Comisión que va a Madrid lo haga así presente al Sr. ministro de la Gobernación.

El Secretario dio lectura al reglamento de la nueva asocia­ción. EI Sr. Parrilla manifestó que estaba conforme con su articulado, pero que observaba que no tenía carácter de socorro mutuo, y proponía se reformase en este sentido y que cada socio contribuyera con un donativo de cinco pesetas para la familia del socio que fallezca, siquiera fuese como recuerdo de compañerismo. Aceptada la proposición del Sr. Parrilla y discutido uno por uno todos los artículos, quedó aprobado el reglamento.

En seguida se procedió a la elección de cargos de la naciente asociación, quedando constituida la Junta Directiva y de gobierno en la forma siguiente:

Presidente honorario: Excmo. Sr. Alberto Bosch y Fustigueras, Ministro de Fomento. Presidente efectivo: Leoncio Vega, subdelegado de la capital. Vicepresidentes: Vicente Castilla, subdelegado de Piedrabuena y Serapio Beteta, veterinario en Pedro Muñoz. Secretario: Protasio Salmerón, revisor del mercado de Ciudad Real. Vocales: Santiago Martínez, inspector del matadero de Ciudad Real; Ramón Salmerón, inspector de carnes de carrión; Hemenegildo Morales, inspector de carnes de Miguelturra; José Gomes, veterinario en Miguelturra, y Lucrecio Ruiz Valdepeñas, veterinario en Daimiel.

Socios honorarios: excelentísimos señores Eduardo Vincenti, Julián Calleja y Marqués del Busto; ilustrísimos señores Juan Fernández Yáñez, Gobernador civil de Ciudad Real; Doctor Ignacio Bolívar y Ricardo Becerro de Bengoa; señores Eusebio Molina, director de la Gaceta de Medicina Veterinaria, Victoriano López Guerrero, director de El Veterinario Extremeño; Alejandro Elola, Presidente de la Asociación Veterinaria Aragonesa; Juan Manuel Díaz Villar, Emilio Pisón, Mariano Mondria, Leandro de BIas, Pedro Moyano, Mariano Martín y Félix Mateos, Catedráticos y Auxiliares de las Escuelas de Veterinaria; Domingo Ortega, veterinario y oficial de Administración, y Pedro Bibiano Castilla y Rivas, veterinario militar.

Además se tomaron los acuerdos siguientes: Telegrafiar en el acto a los periódicos El Imparcial, El Liberal y el Heraldo de Madrid, saludando por su conducto a la prensa en general.

Nombrar órgano oficial de la Asociación a la revista profesional ilustrada Gaceta de Medicina Veterinaria.

Dar un voto de gracias al digno presidente de este excelentísimo Ayuntamiento por la deferente atención de conceder el hermoso salón de sesiones del Palacio municipal para celebrar la asamblea.

Se aprobó un voto de gracias a los representantes de la prensa local por habar honrado la asamblea con su presencia, el cual fue contestado con otro no menos expresivo por el señor Ruiz de León, director del periódico La Provincia, que, en nombre de sus compañeros, se levantó a dar las gracias, felicitar a los congregados y ofrecer las columnas de su periódico a la Asociación.

El Sr. Acosta (Cándido) propuso otro voto de gracias, que fue aprobado por aclamación, a los señores Vega, Salmerón, Martínez y Ruiz Valdepeñas por sus valiosísimos trabajos a favor de esta memorable asamblea, de la que han sido sus más reconocidos inspiradores.

El Sr, Presidente, a las dos de la madrugada, dio por terminada la asamblea, congratulándose por lo numerosa y selecta de la concurrencia, por el entusiasmo reformista de los Veterinarios manchegos, por el acendrado amor que todos profesan al progreso científico e intereses profesionales, por los buenos deseos que todos animan en favor de la ganadería, de la agricultura y de la salud pública, por la unidad de miras, perfecto juicio y madurez de conceptos de cuantos asistieron a la reunión y felicitando a todos por el espíritu de unión y compañerismo demostrado y por el éxito feliz de la asamblea.

De todo lo cual, como secretario, doy fe. Ciudad Real 22 de junio de 1895. Protasio Salmerón. VºBº El presidente, Leoncio Vega.

 

Gaceta de Medicina Zoológica, año XXVIII, nº22, 15 noviembre 1904, pág. 352.

En Ciudad Real también los señores Vega, Salmerón y Ruiz Valdepeñas se ocupan de convertir la antigua Asociación que allí existe en Colegio oficial de la provincia.

 

La Veterinaria Española, nº1733, 11 diciembre 1905, págs. 540 – 541. “Telegramas interesantes”.

Según dejamos indicado más arriba, al constituirse el 30 del pasado mes de noviembre el Colegio Veterinario de Ciudad Real, el celoso presidente del mismo dirigió al Patronato el siguiente telegrama: «Ciudad Real, 30 (19,45 noche). Al constituirse este Colegio Veterinario provincial acuerda saludar y felicitar a esa ilustre Junta de Patronato por sus importantes trabajos. El presidente, Vega».

Al anterior telegrama se contestó con el siguiente despacho: «Madrid, 1º diciembre. Leoncio Vega, veterinario, Ciudad Real. La Junta de Patronato agradece saludo y felicita constitución Colegio deseándole próspera y larga vida llena de venturas. El presidente, Sánchez».

Asimismo el digno presidente del mencionado Colegio Veterinario de Ciudad Real envió a esta Revista el siguiente telegrama: «Benito Remartínez, Jesús y María, 22, Madrid. Ciudad Real, 30 noviembre (19,45 noche). Al acabar de constituirse el Colegio Veterinario de Ciudad Real le saluda y notifica que La Veterinaria Española ha sido nombrada uno de sus órganos oficiales. El presidente, Vega».

Al escrito anterior tuvo el honor de contestar al siguiente día 1° del actual el Sr. Remartínez al Presidente del Colegio Sr. Vega en atenta carta agradeciendo el saludo, estimando el honor y ofreciéndose incondicionalmente a la referida corporación en todo cuanto la misma requiera de esta Revista y de su Director, ofrecimientos que de nuevo reiteramos hoy a los numerosos y queridos amigos y compañeros de la expresada provincia, que tan estimables manifestaciones de cariño nos dan por modo tan continuo.

Posteriormente hemos tenido noticias que el entusiasta Colegio de Ciudad Real otorgó, además, al director de esta Revista, el cargo de Presidente de honor del mismo, merced que agradecemos tanto más a los dignos compañeros de dicha región cuanto de todas veras creemos que estamos bien lejos de merecer tantas y tan relevantes pruebas de cariñosa adhesión, a las cuales correspondemos ilimitadamente.

 

Gaceta de Medicina Zoológica, año XXIX, nº24, 15 diciembre 1905, págs. 374 – 376. “Colegio de Veterinarios de Ciudad Real”.

El día 30 de noviembre último, en el salón de actos del Consistorio municipal se celebró la Asamblea de Veterinarios de la región manchega para crear el Colegio de esta provincia. Como dice la prensa local, este movimiento de confraternidad obedeció a las plausibles iniciativas de los señores Vega y Salmerón, secundadas por casi todos los Profesores de la provincia, en los que germinaba igual pensamiento.

Reunidos en gran número, más de 80, con asistencia del Doctor Fernández Alcázar, Inspector provincial, y varios representantes de la prensa, el presidente de la mesa interina. Sr. Moraleda, abrió la sesión y pronunció un breve discurso alusivo al acto, que fue aplaudido. Dióse lectura del reglamento, que fue aprobado por unanimidad con algunas ligeras modificaciones, resultando, como dice La Tribuna, un luminoso trabajo, en el que todo está previsto y refleja un gran espíritu de dirección y organización en los autores de tan perfecto y acabado documento.

Por unanimidad quedó nombrada la Junta directiva siguiente: presidente, Leoncio Vega; secretario, Protasio García Salmerón; contador, Santiago Martínez; tesorero, Tomás Bermejo; vocales, Alfonso Quirós, Lucrecio Ruiz Valdepeñas, Ramón Salmerón y Antonio Corbín.

Se nombraron presidentes honorarios a Federico Fernández Alcázar, Eusebio Molina Serrano y Vicente Moraleda, y órgano oficial del Colegio a la Gaceta de Medicina Zoológica.

Después de dar lectura a varias cartas de adhesión, una de ellas del muy querido paisano nuestro Sr. Molina, que era todo un programa sintético de las justas aspiraciones de la clase, que fue muy aplaudida, hizo uso de la palabra el ilustrado Profesor Amadeo Barcina, pronunciando un fogoso discurso contra el intrusismo, que mereció los aplausos de la Asamblea. Los señores Vega, con palabra reposada y alteza de miras, Ruiz Valdepeñas con estilo sencillo y profundo en el pensamiento, Quirós con frase elocuente y sentenciosa. Antequera y Morales con verdadero cariño a las ideas de progreso, hablaron en pro de la colegiación, felicitando a los presentes y a los adheridos que no habían podido concurrir al acto, prometiéndose que no quedará un solo Veterinario de la provincia que deje de colegiarse.

El Dr. Fernández Alcázar pronunció un elocuente discurso enalteciendo la asociación y dando gracias por su nombramiento de presidente honorario, que dijo aceptaba, no como Inspector provincial de Sanidad, sino en el concepto de médico y compañero de los Veterinarios. Fue aplaudido y muy felicitado.

En sentidas frases dio el presidente las gracias a los asambleístas y se levantó la sesión entre las mutuas felicitaciones y las mayores muestras de unión y de compañerismo, que fue la nota característica de la Asamblea manchega de Veterinarios, a la cual felicito, como lo hago al nuevo Colegio y a la Gaceta y a su Director por el merecido nombramiento de que ha sido objeto. El Corresponsal.

Unido con alma y vida a los Veterinarios manchegos, como hijo de la provincia, nada tengo que decirles ni ofrecerles: agradecer de corazón sus deferencias y reiterar lo que decía en mi carta y en el telegrama contestación al que en nombre de la Asamblea me dirigió el presidente. Siempre a vuestra devoción, E. Molina.

 

La Veterinaria Española, nº1734, 20 diciembre 1905, págs. 547 – 550. “Asamblea de Veterinarios de la provincia de Ciudad Real. Extracto del acta de la sesión”.

En la capital de esta provincia, a las tres en punto de la tardo del día 30 de noviembre del año actual, se reunieron en el espacioso y hermoso salón de actos del Excmo. Ayuntamiento, galantemente cedido por el señor Alcalde Presidente, un buen número de Profesores Veterinarios que entre presentes y adheridos sumaban 86, para tratar asuntos de su profesión relacionados con lo dispuesto en la vigente Instrucción general de Sanidad pública, sobre la colegiación de las clases médicas, creación del Colegio Veterinario provincial, discusión del reglamento y nombramiento de Junta de gobierno, según estaba anunciado en la circular-manifiesto que en 22 de este mismo mes la Junta organizadora dirigió al profesorado de la provincia.

El sillón presidencial fue ocupado por el entusiasta decano del profesorado manchego, el ilustrado Sr. Moraleda y Palomares, y los escaños por los señores Quirós, Morales, Martínez (Manuel), Valdepeñas y Corbín, haciendo el primero de vicepresidente y los demás de vocales.

Por el Sr. Presidente se abrió la sesión, pronunciando un breve y elocuente discurso, dirigiendo un cariñoso saludo en primer lugar a las Autoridades, a la prensa, a los compañeros presentes y adheridos ausentes que les había sido imposible concurrir a la Asamblea, y a todo el profesorado español, a quien abraza como emblema de solidaridad y compañerismo. Dedica frases de afectuosa gratitud hacia la prensa local por su puntual asistencia al acto y al leal y desinteresado apoyoen bien de la clase/como también a cuantas personas han contribuido a dar brillantez y solemnidad a la reunión que se estaba celebrando, sin olvidar a los principales iniciadores y organizadores de esta Asamblea, señores Vega y Salmerón. Seguidamente explicó el objeto de la reunión, y, por último, encomió la importancia del acto que se estaba llevando a cabo, y cuando terminó su improvisada peroración escuchó muchos y nutridos aplausos.

Los señores Vega y Salmerón, secretario y vicesecretario respectivamente, dieron lectura de los nombres de los Profesores adheridos y Cartas muy entusiastas recibidas de los señores Beteta, Castilla y Molina, que merecieron justamente la aprobación de todos los presentes.

El novel comprofesor Sr. Barcina tomó la palabra para expresarse en iguales o parecidos términos, dedicando frases cariñosas al veterano de la clase en la Mancha Sr. Moraleda. y principales organizadores de la Colegiación veterinaria de esta provincia. «Me descubro, dice, ante la digna representación de la prensa, que al honrarnos con su presencia da más solemnidad enalteciendo este acto, y la saludo como el eco y tornavoz de toda idea levantada, de todo lo que implica grandeza, de todo lo que entraña progreso».

Seguidamente leyó un extenso trabajo literario, en el que estudia y pone de relieve los males de que adolece la clase, analizando hondamente todo lo que afecta al intrusismo pernicioso y sus causas, al que califica de llaga que corroe el organismo profesional y que precisa cauterizarle intensamente. Pide la creación de un reglamento amplio por lo que abarque y estrecho por lo que obligue. Encarece la necesidad de ir a una unión, no platónica, sino efectiva, de verdadero poder regenerador, y después de frases enérgicas condena la desdeñosa atención que hasta ahora han tenido las autoridades para los derechos de la clase, no reconociendo la importancia de la ciencia zoológica. Terminada su lectura recibió una espontánea salva de aplausos.

A continuación se leyó el Manifiesto, que contenía el cuestionario o programa, que es en la forma siguiente:

1° Organización del Colegio Veterinario provincial. Esta primera base del cuestionario por unanimidad quedó aprobada. 2° Discusión y aprobación del reglamento. Inmediatamente el señor Vega dio lectura detallada, y minuciosamente del proyecto de reglamento del Colegio por él mismo confeccionado, cuyo documento obtuvo la más unánime aprobación mediante algunas ligeras enmiendas propuestas por los señores Ruiz Valdepeñas, Barcina, Martínez (Manuel), Antequera, Herreros y Quirós, que fueron tomadas en consideración, quedando igualmente aprobada la segunda base. 3° Nombramiento de Junta de gobierno. Se suspende la sesión por diez minutos para ponerse de acuerdo acerca del nombramiento de la Junta definitiva o de gobierno. Reanudada la sesión se da lectura por el Secretario de los individuos que se proponen por aclamación para desempeñar los cargos de la Junta de gobierno, siendo designados los señores siguientes:

Presidentes honorarios: Vicente Moraleda y Palomares, Eusebio Molina, Federico Fernández y Benito Remartínez. Presidente efectivo, Leoncio Vega y Vega; secretario, Protasio García Salmerón; tesorero, Tomás Bermejo; contador, Santiago Martínez; vocales: Alfonso Quirós, Lucrecio R. Valdepeñas, Ramón Salmerón y Antonio Corbín.

Terminada la discusión de las bases objeto de la presente reunión, seguidamente hicieron uso de la palabra los señores R. Valdepeñas, Morales, Quirós, Vega y Antequera, haciéndolo todos con gran elocuencia, en estilo fácil y en los términos más cariñosos. Todos se felicitaron y felicitaron a los compañeros por la creación del Colegio Veterinario provincial, extendiendo sus felicitaciones a los adheridos que no pudieron concurrir por imposibilidad material.

En estos discursos hubo períodos brillantes y párrafos palpitantes de fogosidad y noble ardimiento, recibiendo los oradores muchos y repetidos aplausos.

Invitado a usar de la palabra el electo presidente honorario, Doctor Fernández Alcázar, Inspector provincial de Sanidad, pronunció un elocuentísimo discurso, en el que hizo resaltar la significación de la palabra asociación, colegiación, liga, sociedad, etc. El orador se remontó a los orígenes de la Historia para probar que en todos los tiempos la humanidad ha tendido a asociarse para progresar por medio del esfuerzo colectivo. Cita a las repúblicas griegas y romanas como modelos de iniciación de tales tendencias, y a la vez recuerda dichos sentenciosos de Platón, Aristóteles y otros pensadores de la antigüedad.

El Sr. Fernández fue calurosamente aplaudido, subiendo de punto las ovaciones cuando dijo que aceptaba el cargo y se veía muy honrado con ostentarlo siempre que lo fuera en el concepto de médico y compañero, nunca por el cargo de Inspector que desempeña.

El presidente resumió los discursos con sentidas frases para los congregados a modo de consagración de tan hermoso acto, que ha constituido notas de simpatía y desbordamientos de entusiasmo en los asambleístas, sin olvidar su reconocimiento a los mismos por haber sido honrado con la investidura de presidente honorario.

El Sr. Morales propuso el que, reunidos en fraternal banquete, se le obsequiara al Sr. Fernández en prueba de gratitud por las espontáneas manifestaciones dichas en pro de la clase; agradablemente fue aceptada la proposición por los presentes, pero viendo la imposibilidad material de poderlo efectuar en aquel instante por tenerse que ausentar la mayoría, se acordó quedase aplazado para la sesión inmediata.

Antes de levantar la sesión debo indicar, y a propuesta del Sr. Moraleda se acordó telegrafiar en el acto saludando al señor presidente de la Junta de Patronato de Veterinarios titulares de España, a los periódicos declarados órganos oficiales, cuyos telegramas no publicamos por haberlo hecho ya en el número anterior de esta Revista. De todo lo que, como secretario, certifico: Protasio Salmerón. V°B° El presidente, Leoncio Vega. Ciudad Real 12 de diciembre de 1905.

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